El humo y el fuego llenaban el cielo sobre la ciudad de Corvis. Los cañones de los steamjacks enemigos hacían temblar las murallas, mientras que las balas de los fusileros silbaban por el aire. La guerra entre Cygnar y Khador había llegado a un punto crítico, y la suerte de los Reinos de Hierro se decidiría en esa batalla.
En medio del caos, un grupo de aventureros se abría paso entre las calles, buscando una forma de infiltrarse en el cuartel general del general khadorano. Su misión era sabotear el mecanismo que controlaba a los steamjacks, y así darle una ventaja a las tropas cygnaranas. El grupo estaba formado por:
Rex, un mago pistolero humano que usaba su pistola arcanomecánica para disparar conjuros y balas con igual destreza.
Lila, una mecániko arcana humana que llevaba consigo una mochila llena de herramientas, bombas y artefactos alquímicos.
Grim, un conjurador de guerra enano que tenía como compañero a un steamjack ligero llamado Sparky, equipado con una sierra mecánica y un lanzallamas.
Nara, una exploradora elfa que se movía con sigilo y precisión, usando su arco y sus dagas para eliminar a los guardias.
El grupo había conseguido llegar hasta las puertas del cuartel general, pero se encontraron con un obstáculo: un steamjack pesado de Khador, pintado de rojo y negro, que custodiaba la entrada. El steamjack tenía una enorme maza de metal y un escudo blindado, y estaba conectado a una torre de control que le daba órdenes.
¡Maldición! -exclamó Rex-. Ese es el Devastador, el steamjack más temido del ejército khadorano. No podemos enfrentarnos a él directamente, nos aplastaría como a insectos.
¿Y si lo rodeamos? -sugirió Nara-. Podríamos buscar otra entrada por los laterales o por la parte trasera del edificio.
No hay tiempo -dijo Grim-. El general khadorano está a punto de lanzar su ataque final contra la ciudad. Tenemos que actuar ya o todo estará perdido.
Entonces solo hay una opción -afirmó Lila-. Tenemos que sabotear el mecanismo que controla al Devastador. Si logramos desconectarlo de la torre de control, podremos pasar sin problemas.
¿Y cómo vamos a hacer eso? -preguntó Rex-. La torre está protegida por una barrera mágica y rodeada de soldados. No podemos acercarnos sin ser vistos.
Dejadme a mí -dijo Lila-. Tengo un plan.
Lila sacó de su mochila un pequeño dispositivo metálico, con forma de araña y con varios cables saliendo de él. Era una bomba arcanomecánica, capaz de generar una potente explosión al activarse.
Esto es lo que vamos a hacer -explicó Lila-. Yo me encargaré de lanzar la bomba arcanomecánica hacia la torre de control, usando mi brazo mecánico. Vosotros tendréis que distraer al Devastador y a los soldados, para que no se den cuenta de lo que estoy haciendo. Cuando la bomba explote, el Devastador quedará fuera de servicio, y podremos entrar al cuartel general.
¿Y cómo vamos a distraer al Devastador? -preguntó Nara-. Ese monstruo nos destrozará si nos acercamos demasiado.
No os preocupéis -dijo Grim-. Sparky y yo nos encargaremos de eso. Sparky tiene un sistema especial que le permite resistir los golpes del Devastador, y yo puedo usar mis conjuros para debilitarlo. Solo tenéis que seguirnos el juego.
Está bien -dijo Rex-. Confío en vosotros. Pero tened cuidado, no quiero perderos a ninguno.
Ni nosotros a ti -dijo Lila-. Vamos, es hora de actuar.
El grupo se preparó para ejecutar su plan. Lila se escondió detrás de un edificio cercano, y apuntó con su brazo mecánico hacia la torre de control. Grim y Sparky se pusieron al frente, y se dirigieron hacia el Devastador, gritando y disparando. Nara y Rex los siguieron por detrás, cubriéndolos con sus armas.
El Devastador los vio venir, y rugió con furia. Levantó su maza, y la dejó caer sobre Sparky, que la esquivó por poco. Grim lanzó un conjuro que hizo que el metal del escudo del Devastador se calentara, provocándole daño. Nara disparó una flecha que se clavó en el ojo del steamjack, haciéndolo retroceder. Rex aprovechó la oportunidad, y disparó una bala mágica que impactó en el pecho del Devastador, creando una pequeña grieta.
Los soldados khadoranos que custodiaban la torre de control se alarmaron al ver el ataque, y salieron a defender al Devastador. Rex y Nara se encargaron de ellos, usando sus habilidades de combate para eliminarlos uno a uno. Lila esperó el momento adecuado, y lanzó la bomba arcanomecánica hacia la torre de control, con una precisión milimétrica.
La bomba arcanomecánica voló por el aire, sin ser detectada por nadie. Llegó hasta la torre de control, y se adhirió a la barrera mágica que la protegía. Lila pulsó un botón en su brazo mecánico, y activó el detonador.
La bomba arcanomecánica explotó con una fuerza increíble, rompiendo la barrera mágica y destrozando la torre de control. Una lluvia de chispas y escombros cayó sobre el Devastador, que se quedó inmóvil y silencioso. El mecanismo que lo controlaba había sido destruido.
¡Lo hemos conseguido! -gritó Lila-. ¡El Devastador está fuera de combate!
¡Bien hecho! -exclamó Rex-. ¡Vamos, entremos al cuartel general!
¡Sí! -dijeron Grim y Nara-. ¡Vamos!
El grupo corrió hacia las puertas del cuartel general, sin encontrar resistencia. Entraron al edificio, dispuestos a cumplir su última misión: acabar con el general khadorano y cambiar el curso de la guerra.
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