Tres grandes sabios [Relato]🖋️​

 

Un relato de tres hermanos, tres grandes magos, de eso va el relato de hoy, un relato de tres magos ancianos en una torre.

Los tres hermanos eran magos poderosos y sabios, que habían dedicado su vida al estudio de las artes arcanas. Vivían en una torre mágica, llena de libros, objetos y secretos. Cada uno de ellos se especializaba en una rama de la magia: el mayor en la magia elemental, el mediano en la magia mental y el menor en la magia negra.

Los hermanos se llevaban bien, pero también tenían sus diferencias. El mayor era el más responsable y prudente, el mediano era el más curioso e ingenioso, y el menor era el más ambicioso y rebelde. A veces discutían por sus puntos de vista, pero siempre se respetaban y se ayudaban.

Un día, los hermanos recibieron una carta de un antiguo amigo, que les invitaba a visitar su castillo. El amigo era un rey que había sido coronado gracias a la ayuda de los hermanos, que le habían apoyado en una guerra contra un tirano. El rey les decía que quería agradecerles su lealtad y mostrarles su reino.

 


Los hermanos aceptaron la invitación y se prepararon para el viaje. Cada uno de ellos llevó consigo un objeto mágico que le servía de protección: el mayor llevó un anillo de fuego, el mediano llevó un colgante de cristal y el menor llevó una daga de hueso. Llegaron al castillo del rey y fueron recibidos con honores. El rey les abrazó y les dijo que eran sus invitados de honor. Les mostró su palacio, sus jardines, sus tesoros y sus obras de arte. Les presentó a su esposa, a sus hijos y a sus consejeros. Les ofreció un banquete, un espectáculo y una fiesta. Los hermanos se sintieron halagados y felices.

Pero lo que los hermanos no sabían era que el rey les había tendido una trampa. El rey había cambiado desde la última vez que lo vieron. Se había vuelto codicioso, cruel y paranoico. Temía que los hermanos quisieran quitarle el trono o revelar sus secretos. Por eso había decidido eliminarlos.

El rey había contratado a un asesino para que matara a los hermanos mientras dormían. El asesino era un experto en infiltrarse, envenenar y escapar. El rey le había dado una llave maestra para entrar en las habitaciones de los hermanos y un veneno mortal para aplicarlo en sus objetos mágicos.

El asesino cumplió su misión con éxito. Entró en la torre donde dormían los hermanos y los encontró profundamente dormidos. Se acercó al mayor y le quitó el anillo de fuego del dedo. Le aplicó el veneno en el interior del anillo y se lo volvió a poner. Hizo lo mismo con el mediano y su colgante de cristal. Por último, se dirigió al menor y le quitó la daga de hueso del cinturón. Le aplicó el veneno en el filo de la daga y se la volvió a colocar.

El asesino salió de la torre sin ser visto y se dirigió al castillo para informar al rey. Pero cuando llegó al castillo, se encontró con una escena de horror. El castillo estaba en llamas, los guardias estaban muertos o heridos, y el rey estaba tirado en el suelo, con una expresión de terror en su rostro.

El asesino no entendía qué había pasado. Se acercó al rey para ver si aún respiraba, pero entonces oyó unos pasos detrás de él. Se giró y vio a los tres hermanos, vivos y furiosos.

¿Qué hacéis aquí? - preguntó el asesino con miedo.

Hemos venido a cobrarnos nuestra venganza - dijo el mayor con voz grave.

¿Cómo habéis sobrevivido? - preguntó el asesino con incredulidad.

Gracias a nuestros objetos mágicos - dijo el mediano con ironía.

¿Qué queréis decir? - preguntó el asesino con confusión.

Queremos decir que nuestros objetos mágicos no solo nos protegen, sino que también nos avisan - dijo el menor con malicia.

¿De qué habláis? - preguntó el asesino con desesperación.

Hablamos de que cuando intentaste envenenarnos, nuestros objetos mágicos nos despertaron y nos mostraron tu rostro - dijo el mayor con severidad.

Hablamos de que cuando vimos lo que habías hecho, usamos nuestros objetos mágicos para rastrearte y seguirte - dijo el mediano con astucia.

Hablamos de que cuando llegamos al castillo, usamos nuestros objetos mágicos para atacarte y destruir todo lo que encontramos - dijo el menor con crueldad.

¿Y ahora qué vais a hacer? - preguntó el asesino con pánico.

Ahora vamos a hacer lo que debimos hacer hace mucho tiempo - dijo el mayor con determinación.

Vamos a acabar con tu vida - dijo el mediano con frialdad.

Y con la del rey traidor - dijo el menor con odio.

Los tres hermanos levantaron sus objetos mágicos y los apuntaron al asesino. El anillo de fuego lanzó una llamarada, el colgante de cristal lanzó un rayo y la daga de hueso lanzó una cuchilla. Los tres ataques se unieron en uno solo y atravesaron el cuerpo del asesino, que cayó al suelo sin vida. Ellos se miraron entre sí y asintieron. Habían cumplido su venganza, pero también habían perdido su amigo. Se sintieron aliviados y tristes.

Entonces, oyeron un ruido en la entrada del castillo. Eran los soldados del reino vecino, que habían aprovechado el caos para invadir. Los soldados entraron en el castillo y vieron a los tres hermanos, rodeados de fuego, sangre y muerte.

¿Quiénes sois? - preguntó el líder de los soldados con sorpresa.

Somos los tres hermanos magos
- respondieron los hermanos al unísono.

¿Qué habéis hecho? - preguntó el líder de los soldados con horror.

Hemos hecho justicia - respondieron los hermanos al unísono.

¿Y ahora qué vais a hacer?
- preguntó el líder de los soldados con temor.

Ahora vamos a hacer lo que siempre hemos hecho - respondieron los hermanos al unísono.

Vamos a seguir estudiando la magia
- dijo el mayor con sabiduría.

Vamos a seguir explorando el mundo - dijo el mediano con curiosidad.

Vamos a seguir buscando el poder - dijo el menor con ambición.

Los tres hermanos levantaron sus objetos mágicos y los apuntaron a los soldados. El anillo de fuego lanzó una llamarada, el colgante de cristal lanzó un rayo y la daga de hueso lanzó una cuchilla. Los tres ataques se unieron en uno solo y barrieron a los soldados, que huyeron despavoridos. Salieron del castillo en llamas y se dirigieron a su torre mágica. Habían terminado su aventura, pero también habían comenzado otra. Se sintieron excitados y felices.

 

- F I N -

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